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14 de enero de 2019

Todo listo para inaugurar el laboratorio de fabricación digital 3D más austral del mundo

Un inmueble en relativo desuso será el espacio donde se ubique el Fab Lab de Puerto Williams, hasta que el Centro Subantártico Cabo de Hornos esté totalmente finalizado. Posteriormente, se remodelará para crear la primera iglesia católica civil de la capital provincial.

Mientras se construye a toda marcha el próximo Centro Subantártico Cabo de Hornos en Puerto Williams, a pocos pasos de él se está implementando lo que será el laboratorio de fabricación digital más austral del mundo.

Mundialmente conocidos como Fab Labs (acrónimo del inglés Fabrication Laboratories), este espacio en la capital provincial será parte de una red global que involucra a unos mil talleres localizados en los cinco continentes. Los beneficiarios, además de poder diseñar todo tipo de artefactos con tecnología láser y 3D mediante máquinas que cumplen los más altos estándares internacionales, también accederán a una plataforma digital donde podrán imprimir diseños provenientes de todas partes del orbe.

Este Fab Lab ya era anhelado desde 2010, cuando se planeaba lo que sería el centro subantártico. El proyecto se concreta tras un trabajo en conjunto entre la Universidad de Magallanes (Umag) y la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), junto al Centro de Bits y Átomos del reconocido Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos, pionero en la creación de Fab Labs. Este último fue una de los institutos que donó los implementos del laboratorio.

Inmueble para la ciencia y la religión

Como la maquinaria e implementos tecnológicos del laboratorio ya estaban pronto a llegar a Puerto Williams, había que escoger un lugar donde ubicarlos. Sin embargo, el centro subantártico aún estaba en construcción. De esta manera, el gobernador Juan José Arcos gestionó emplazarlos en un inmueble en relativo desuso donado por la familia Gebauer a la Iglesia Católica, el cual funcionaba esporádicamente como una sede social municipal. En este lugar estará el Fab Lab hasta que el centro subantártico esté totalmente construido.

Cuando el laboratorio sea trasladado, la empresa constructora Salfa, que amplió el inmueble especialmente para el taller, lo remodelará para que se convierta oficialmente en una nueva iglesia católica, sumándose así a la actual capilla naval “Nuestra Señora del Carmen”, y convirtiéndose en la primera iglesia católica civil de Puerto Willliams.

“A través de esta gestión se permite matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, vamos a tener el espacio para el Fab Lab mientras no podamos tener el centro subantártico terminado, pero por otro lado, gracias a la inmensa generosidad de la empresa Salfa, vamos a contar, a cero costo, con una iglesia que va a ser entregada a toda la comunidad de Puerto Williams”, detalla Arcos al respecto.

100% en beneficio de la comunidad

En cuanto al taller de fabricación digital propiamente tal, estará dividido en dos partes. Por un lado, estarán las máquinas destinadas al corte y trabajo de madera junto a un biolaboratorio. Y por otro, estarán los equipos computacionales, de impresión 3D y corte láser. “Este proyecto va 100 por ciento en beneficio de la comunidad de Puerto Williams”, cuenta Tomás Vivanco, director del proyecto Fab Lab Austral, quien trabaja a pulso y a contarreloj junto a su equipo de especialistas y obreros, para que esté lo más preparado posible el próximo 16 de enero, cuando se inaugure oficialmente el Fab Lab.

En marzo próximo está previsto que el laboratorio comience su operatividad. “En una primera instancia va a haber un diálogo directo con la comunidad, donde se va a capacitar tanto a niños, usuarios avanzados, expertos y principiantes, para que puedan usar las máquinas de manera libre”, explica el también académico de la Escuela de Diseño de la PUC. “Algo que aparentemente debiese estar al interior de una universidad o 100 por ciento al interior de un centro aislado, se está abriendo a la comunidad. Y cuando esto se traspase al centro subantártico va a seguir estando abierto a la comunidad para que cualquier persona pueda llegar a este lugar a fabricar casi cualquier cosa”, añade Vivanco.

¿Por qué Puerto Williams?

Pero, ¿por qué se escogió a Puerto Williams como un lugar predilecto para el emplazamiento de un Fab Lab? “Decidimos Puerto Williams porque es el fin de la cadena de suministros. Si llega una botella plástica, esa botella plástica no vuelve a salir de Puerto Williams. Si uno lo piensa de una manera mucho más holística, hay que hacer una reflexión bien profunda para encontrar el destino a futuro de Puerto Williams, y también reconocer todas las oportunidades que este territorio nos ofrece”, dice el arquitecto, máster en Diseño Avanzado y Arquitectura Digital, y con diplomado en desarrollo de Fab Labs.

Ricardo Rozzi, director del Programa de Conservación Biocultural Subantártica (PCBS), el cual está estrechamente vinculado con el centro subantártico y el Fab Lab, compara la concreción de este laboratorio con los puntos de observación astronómica existentes en el Desierto de Atacama. “Este Fab Lab viene a ser una síntesis del Siglo XXI. Nosotros hemos dicho que aquí hay un laboratorio natural, que es el laboratorio natural subantártico de Magallanes, y ahora tenemos un laboratorio tecnológico, que es el laboratorio tecnológico del Fab Lab”, manifiesta el directivo del PCBS, programa co-administrado por las universidades de Magallanes y North Texas (Estados Unidos), la Fundación Omora y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB-Chile).

“Es una buena expresión para que los niños y la comunidad aprecien que la nueva etapa del centro subantártico está al servicio de la educación y transferencia, guiado por estas universidades del consorcio internacional”, añade el también académico de las universidades de Magallanes y North Texas.

La escultora Paola Vezzani, por su parte, se muestra muy ilusionada respecto a este taller de fabricación digital. Rememora los primeros años cuando el centro subantártico comenzó como un sueño, y actualmente se está haciendo realidad con la construcción de éste y la pronta inauguración del Fab Lab. Frente a esto último, agradece que exista una colaboración entre diversas universidades, así como también de organismos públicos locales y la empresa privada.

Al respecto, indica que el Fab Lab “es una cosa que da desde soluciones súper básicas y domésticas, hasta creativas. No sabemos qué puede salir de acá, es una apuesta impresionante (…) A mí como escultora, por supuesto que lo pienso desde el punto de vista de la creación, como souvenirs o cosas más decorativas o que sean simbólicas, donde se puedan plasmar elementos que a la comunidad le guste y se sienta identificada dentro de esta región”, concluye.