
[COLUMNA] Diversidad biológica, ser parte de la solución
Este es el título de la campaña elegida para este año por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para destacar la importancia que tiene la biodiversidad en la solución de los problemas que enfrentamos como sociedad a nivel planetario, a propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Diversidad Biológica cada 22 de mayo. En nuestra región, esta regla, debe cobrar un sentido aún más relevante, considerando nuestro entorno natural único y su riqueza y la responsabilidad que nos corresponde en su cuidado y conservación.
Nos referimos a todas esas formas de vida presentes que habitan en el planeta en ambientes terrestres y marinos.
Aunque cada día parece que podemos ser más conscientes de la importancia de la diversidad biológica para nuestras comunidades, lamentablemente, de manera progresiva, nos enteramos de que la cantidad de especies también disminuye a un ritmo preocupante, como consecuencia de la actividad indiscriminada e irresponsable de las personas.
De acuerdo con información de la ONU, “la actividad humana ha alterado tres cuartos del medio ambiente terrestre y alrededor del 66% del medio marino”.
En este mismo sentido, el organismo internacional habla de “1 millón de especies de animales y plantas están en peligro de extinción”. La pregunta que surge de inmediato es ¿qué hacemos al respecto? O más bien, ¿qué estamos haciendo para no tener este tipo de cifras?, cifras que en el fondo contienen más que números, se tratan del futuro de la vida y la salud de las comunidades.
En primer lugar, tenemos instituciones con presencia local que se han encargado de estudiar y recopilar información al respecto que son insumos fundamentales para la toma de decisiones y la adopción de acciones que contribuyan a mitigar los efectos sobre los ecosistemas. Es relevante entonces, prestar atención a los informes que la comunidad científica ha elaborado sobre la materia que nos permita actuar de la manera más adecuada.
Desde el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera y en particular el Ministerio del Medio Ambiente se ha avanzado fuertemente en materia de reciclaje, educación ambiental; el estudio y reglamento para la Evaluación de Impacto Ambiental en la Antártica; el anuncio de la elaboración de la primera norma de calidad de ruidos; descarbonización; financiamiento de iniciativas ciudadanas; avances en carbono neutralidad, creación de un observatorio climático, entre otras iniciativas altamente valoradas y necesarias.
La socialización de los resultados de los estudios elaborados es otro factor que no puede quedar afuera de esta reflexión. Las comunidades, los habitantes de los territorios deben estar suficientemente informados y empoderados sobre el estado del patrimonio ambiental. En este punto, los pueblos originarios resultan ser actores clave para ayudar a tener una mirada amplia, histórica y responsable de la situación y manejo de los recursos naturales.
La educación en las aulas, desde los primeros niveles tendrá que adaptarse en sus contenidos según la realidad ambiental global con énfasis local de manera tal que podamos tener generaciones futuras que sean activas en la promoción de la preservación y cuidado del medio ambiente. Afortunadamente existen programas que van en la dirección correcta con amplia trayectoria, como así también disponemos de material pedagógico de gran valor.
Quienes también tendrán una responsabilidad en este sentido serán los constituyentes electos, con la posibilidad de hacer eco de los temas vinculados con la protección de la biodiversidad y el patrimonio natural.
Como vemos, de manera breve, el resguardo de la diversidad biológica no puede pasarnos por el costado, más bien, nos invita a involucrarnos desde la acción siendo todos parte de la solución.